Vamos a escribir nuestra historia con momentos bonitos,
con abrazos que acunan el alma y con besos que difuminan cicatrices.
Vamos a escribir nuestra historia con miradas ardientes,
de esas que avivan los rescoldos que guardamos en el corazón,
y con manos que prenden la mecha de la pasión
hasta convertirnos en hogueras danzantes de cuerpos desnudos.
Vamos a escribir nuestra historia con palabras y susurros,
que nos recuerden la valía de nuestro ser y lo divino de nuestra esencia.
Vamos a escribir nuestra historia día a día,
comenzando cada vez mil y un capítulos,
con la ligereza y libertad de quienes no se ciñen a un argumento
de antemano establecido,
y con la despreocupación de no saber cuántas páginas en blanco nos quedan por rellenar.
Vamos a escribir nuestra historia con risas, confidencias y emociones profundas,
y llenemos con ellas los espacios desocupados que la vida nos regala,
y vamos a envolver de felicidad el tiempo que avanza inexorable,
dejando caer sin concesiones, granos de esos relojes de los que ignoramos cuánta arena les queda...
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