domingo, 31 de mayo de 2020

Estuve

Estuve tanto tiempo mendigando, que me acostumbré a vivir con las sobras que quisieron darme.
Tanto tiempo viví asfixiada por un entorno insano, que no me di cuenta que la enferma era yo.
Anduve tanto tiempo buscando en otros lo que necesitaba, que olvidé que dentro mi guardo todo lo que me hace falta.
Y es por eso que ya no hay lugar para limosnas, sino para ofrendas.
Ya no hay límites, sino expansión.
Ya no busco, simplemente camino al encuentro de aquello que me hace bien...

sábado, 16 de mayo de 2020

El hada caprichosa


En un bosquecillo cercano al mar, habitaban hadas y duendes rodados de cientos de plantas y arbustos de todas las formas y colores posibles.

De entre todas las hadas, había una que destacaba por su belleza, pero también era conocida por ser un poco caprichosa.
Había un grupo de duendes que se dedicaban a dar forma y color a las flores, y de todos ellos, Mirvo destacaba por su gran talento y creatividad. 
Mirvo estaba enamorado del hada caprichosa y a pesar de su timidez, un día se armó de valor y le confesó su amor.
El hada se rió y le dijo:
- "¿Crees que no lo sabía ya? Cuando paso por tu lado, te sonrojas, si hablamos, tartamudeas y no me sostienes la mirada. Esperaba que este momento llegara un día u otro".
El duende entonces sonrió y sintió que su corazón latía tan fuerte y deprisa que parecía que iba a salir del pecho.
- "¿Entonces tú también me amas?"
- "Yo no he dicho eso, Mirvo. Mi amor no es para cualquiera, soy la más bella de las hadas que habitamos este bosque. Por eso, habrás de superar una prueba para demostrarme que eres digno de mi amor."
Mirvo se sintió algo confundido, pero preguntó al hada qué prueba debía superar.
- "Verás, hay dos cosas que me encantan: el sol y las estrellas que brillan por la noche. Consigue que pueda observar ambas cosas a la vez y tendrás mi amor".
El duende sólo acertó a asentir tímidamente con la cabeza y dando media vuelta se retiró a su pequeño laboratorio dispuesto a complacer al hada.
Aquella noche no pudo dormir, pues no era capaz de encontrar la manera de conseguir superar el reto. Pero no se dio por vencido y se juró a si mismo que lo conseguiría.
Cincuenta días con sus cincuenta noches, estuvo encerrado Mirvo en el tronco de aquel viejo olmo hueco que tenía por hogar y lugar de trabajo.
Hasta que por fin, al día cincuenta y uno, salió con una pequeña maceta cubierta por un trozo de tela blanco en una de sus manos y una bolsa de semillas en la otra.
Todos los habitantes del bosquecillo, fueron tras él expectantes para ver el desenlace de la prueba a la que le sometió el hada.
Cuando llegó hasta donde estaba su amada, le dijo:
- "Me pediste ver el sol y las estrellas a la vez, y he aquí una planta que cuando comienza a florecer tiene forma de estrella y más tarde, deja salir el sol de su interior para volver a convertirse en estrella una vez la flor haya terminado su ciclo."
Y suavemente, destapó la maceta dejando a la vista de todos, una hermosa planta de la cual brotaban varios tallos, unos con forma de estrellas nocturnas y otros en forma de sol.
El hada, se maravilló por la destreza del duende y tomando la maceta entre sus manos le dijo:
- "Muy bien, Mirvo, has conseguido lo que te pedí. A.hora se que eres digno de mi amor."
Pero Mirvo, la miró fijamente a los ojos y le contestó:
- "Supiste que estuve cincuenta días y cincuenta noches encerrado, buscando la forma de complacer tu capricho, y ni una sola vez llamaste a mi puerta para ver cómo me encontraba. Solo te preocupaba que pudiera satisfacer tu egoísta petición, sin importarte si durante todo ese tiempo comía o dormía. En esos días, trabajé duro para superar el reto que me lanzaste, pero decidí que ahora eres tú, hada caprichosa, quien no eres digna de mi amor."
El hada replicó:
- "¿Pero entonces, por qué seguiste trabajando hasta crear esta planta? Si ya no era para conseguir que te amase..."
- "Porque pensé que era buena idea que todos los habitantes del bosque pudieran observar a la vez el sol y las estrellas, y es por ello que esparciré semillas por muchos rincones de este bosquecillo. Lo que es bello, debe estar al alcance de todos, no solo de alguien privilegiado.
Además, siento que aquí ya he cumplido mi misión, así que cojo mis pocas pertenencias y mis semillas y me marcho a otros bosques, a vivir nuevas experiencias y quien sabe, quizás en alguno de ellos, encuentre el verdadero amor, ese para el que está destinado sumar el que guardo en mi corazón".